jueves, 18 de agosto de 2016

San Gil

"Allá es puro turismo sexual, allá viajan directamente al asunto, como dicen aquí, viajan a hablar a calzón quitado, por eso los vuelos son tan baratos, mucho alemán viaja para allá" con esas palabras Matin, un tipo austriaco que me encontré en el hostal de San Gil, me contaba sobre viajar a Filipinas y el motivo por el cual viajar a dicho país era tan económico si uno estuviere en Alemania.

Hace varias semanas no había salido de viaje, y como cualquier mortal durante ese tiempo me tocó trabajar, sin embargo llegó uno de esos tantos festivos de la iglesia que convierten a Colombia en el vividero con más días feriados del mundo (Dios salve a su misera iglesia)  y pues tocó aprovechar y salir de paseo, el destino, San Gil, en el departamento de Santander, la primera parada fue llegar a la terminal de transportes de Bogotá y pagar los 60 mil por trayecto con la empresa Berlinas del Fonsi, jejeje, compré el de regreso también, para no estar penando el regreso a Bogotá, eso de estar como las benditas y sagradas almas del purgatorio; pene de día y pene de noche como que no va conmigo.

Salí de nuestra caótica ciudad a eso de las 22:20 horas y a eso de las 5 am ya me estaba bajando del bus nuevamente, ahí estaba en las calles nocturnas y solitarias de San Gil, ese olor a humedad del malecon me daba la bienvenida y me recordaba aquellas noches de pasión con una que otra extranjerilla en los puertos de países extranjeros, ahhh días aquellos.... en fin, maleta a la espalda y a echar infantería en busca de donde dormir, pregunté en varios hostales de la ciudad y donde me abrieron la puerta la respuesta fue la misma, "no hay camas, todo está lleno", así deambulé por una hora, cansado y con el sueño del viaje nocturno me fui a la plaza central, allí frente a la catedral un hippie le daba pata a su novia también hippie, es lindo ver esas muestras de afectividad típicas del folclore colombiano, yo por mi parte me senté en una de las tantas bancas del parque, pensé en dormirme ahí, sin embargo me jugué la última bala del proveedor de datos del cell, busqué por algún hostal en la cercanía, y lo encontré, Open Haus, precio por noche, 25 mil pesitos, y allá fui a parar.

Me abrió la puerta un huésped (quien horas más tarde haría gemir a su novia desde lo profundo de su habitación) , y me tocó esperar como otra hora a que llegara una de las señoras de la recepción, en ese tiempo de espera pude dormir en el sofá del lugar, estaba muy mamado hoommmme, al llegar la señora pagué por el cuarto de 6 camas de las cuales todas estaban solas, dormí una hora y después salí a hacer el debido reconocimiento del lugar, y mierda, ahí me di cuenta que había olvidado la memoria del cámara, pues nada, me tocó ir a comprar una nueva, 30 mil pesitos.

Llegué al centro comercial el puente, allí compre la dichosa memoria y disparé la primera foto del puente que une la parte antigua de la ciudad, pasa sobre el río Fonse y se une al centro comercial, de ahí su nombre, lo bonito de ese puente son los cientos de candados que los novios van y cierran como símbolo de su amor (Ilusos) después piden un deseo y arrojan la llave al río, con lo cual se van convencidos de que se les cumplirá el milagrito, imbéciles.

De allí camino hacia el mercado de la ciudad, me gustan los mercados, el olor a fruta fresca me encanta además de los módicos precios de los desayunos y almuerzos, pido una sopita de huevo, lo que aquí en el interior le llaman "changua", arepa y listo, sigo de caminata hacia el cerro de la cruz, de allí se ve la ciudad, es el mirador, aguanta la caminada bajo el sol del casi ya medio día, llegué a la cima sudando como puerco en horno, hice las respectivas fotos y de regreso para el lugar donde la noche anterior me había bajado del bus, allí cerca está el parque el "Gallineral", entrada; 6 mil pesos y aguanta bastante, claro, eso si usted es del plan de caminatas, si a usted no le gusta ver agüita y pajaritos, mejor no entre, mejor quédese en Bogotá viendo locos y ladrones.

En el parque se puede ver varios tipos de guacamayas, ardillas y aceibas, unos arboles gigantes de raíces inmensas y de musgos colgantes que dan la impresión de barbas cayendo de sus ramas. tambien uno encuentra la razón del por qué el nombre del parque, pero eso no lo digo, vayan y conozcan, por que sólo fútbol y novelas los tiene como agüevados. En ese parque hablo con dos chicas alemanas, aguantan y están de viaje por Suramérica, que la pasen bueno, en especial en Montañita, la sodoma y gomorra Suramericana.

Cuando termino el recorrido por el parque salgo a buscar un tour de Rafting, consigo uno que incluye torrentismo, rapel, salto al vacío, puente tibetano y caminata, precio; 80 mil pesos. Eso lo haré al siguiente día, de momento almuerzo y salgo para  Barichara, uno de los pueblos más bonitos de Colombia.

Desde San Gil a Barichará son 4,600 pesos y una duración de 40 minutos, al llegar uno se da cuenta del por qué es uno de los pueblos más bonitos del país, es totalmente colonial, calles empedradas, casas con techos de teja de barro y muros blancos, tranquilidad y belleza arquitectónica. Hice el recorrido por sus calles, por el mirador del cayón de no sé qué, no había a quien preguntarle, después de esto a almorzar, mojarra frita y  vaso de chicha, valor, 18 mil pesos.

En la tarde y de regreso al hostal me encontré una pareja de austriacos como vecinos de la habitación; Stefania y Martin, amables los dos, muy buena ella, jejejeje. Estaban de viaje por Suramérica, iniciaron en Bolivia y terminaban en Colombia, les quedaban dos semanas más y después de regreso a su país, hablamos bastante,  me gusta mucho cuando puedo practicar mi alemán, me contaron sobre su recorrido por Suramérica, me hicieron volver a donde una vez estuve; Bolivia y sus superpaisajes, Perú y su historia Inca, Ecuador y la calidés de su gente, que lindo y linda historia y que guapa Stefania, Martin me habla de su viaje a Filipinas, y de cómo viajar desde Alemania a buen precio, gracias a los turistas sexuales los vuelos son muy baratos. 

El domingo me levanto y me preparo unos huevos revueltos, revueltos como me hubiera gustado que Stefanie me los hubiera dejado y salgo con la intención de hacer el tour de deportes extremos. Llego a la agencia y me dicen que espere, que una pareja tambien va conmigo a hacer el recorrido y ahí entran en esta comedia Carlos y Liliana, una pareja de esposos de Bogotá y con quienes haré el recorrido. La primera parada es el puente tibetano; dos cables tendidos en el aire, uno arriba para agarrarse con las manos y otro cable abajo, para los pies claro esta, buena actividad para ir calentando, seguidamente vamos a cable vuelo, un recorrido de 140 metros donde uno va enmierdado, si va a lanzarsén les recomiendo que lo hagan corriendo, da van adrenalina y se va más enmierdado, de ahí se pasa debajo de una cascada y se hace el descenso haciendo torrentismo, muy bueno, desde que trabajé con el Ejército quería hacer rapel, ahora puede hacer rapel con cascada, tragué un poco de agua pero estuvo bien, a Liliana se le complico la cosa, al bajar dejó los pies muy arriba y se fue hacia atrás, quedo un momento de cabeza tomando de las aguas diáfanas y después estuvo muy nerviosa para bajar, finalmente lo lo logró, casi deja seca la cascada pero pudo bajar, Carlos bajo bien....y después cogiendo de parche a la esposa por la tomada de agua.

Seguidamente se hace un recorrido por el río para llegar a una peque cascadita, quizas 5 metros de altura desde donde uno saltará, claro, dan nerviós lanzarse desde una altura, pero teníamos chalecos y es bien sabido que si uno piensa mucho; pierde, Así que lo mejor es lanzarse al vacío sin meditarlo tanto, igual ya habíamos pagado, que mejor ánimo que ese, la plata no la van a devolver si uno llega diciendo que no saltó, paila, sin embargo Liliana lo pensó y graves, los nerviós le estaban ganando el salto, las lagrimas salian de sus ojos, todos la animábamos y nada, yo hice 5 saltos, y ya casi para irnos Liliana le dice a Carlos, su esposo "empujame" , él se acerca suave y así como cuando uno va a entrar a trasmilenio, Carlos la empuja al río donde Liliana desaparece por unos segundo y reaparece con una sonrisa en la cara. Con esto termina el recorrido, intercambiamos datos con Carlos y Liliana y nos despedimos, yo quiero hacer Rafting pero ya es tarde, han pasado 4 horas rápidamente y ya no salen barquitos de papel por el río, tocó para el siguiente día.

Esa noche en el hostal le pregunto a los austricos y quieren salir a tomar una cerveza, no tienen muchas ganas de salir así que nada, me voy solo por una cerveza, me la tomo en el plaza central y depronto escucho palabras en alemán; a mi derecha veo  a tres tipos tomando aguardiente, lo medito si les hablo o no, me gustaría que fueran chicas, pero no, esta vez no, me decido y les hablo, se sorprenden que un indio les hable en su idioma y me invitan un trago de guaro, los del sur de Alemania y estan de vacaiones de la universidad, son amables e intercambiamos puntos de vista de Colombia y Alemania, las chicas colombianas les parecen muy guapas, el país bonito, el guaro fuerte. Se termina la botella y me dicen que se van a una discoteca, me invitan y yo mmmmmm, una disco, que mierda ¡vamos!

Los tipos gastan el taxi, gastan pola y más guaro y seguimos hablando de todo un poco, me preguntan sobre que pienso de las mujeres alemanas, "pues son muy guapas, pero bravas como cabras" los tipos sueltan la carcagada, ellos me dicen que las colombianoas son bonotas pero no les gusta como besan, mucha lengua, según ellos lo dejan a uno mojado de tanta baba, quiden que es feo, yo por le contrario les digo "uppp así es más rico".

A eso de las 12 de la noche yo ya estaba como borrachín, y sí lo acepto, creo que bailé algo de regueton con una desconocida de la disco, ¿y los alemanes? esos se movian con su tieza cadera que los caracteriza, pero levantan viejas, "normalmente ellas son las que nos sacan a bailar" me comentaban. dos horas más tarde yo ya estoy en la inmunda, me despido de los padrinos mágicos alemanes que me gastaron una noche de farra, tomo un taxi y no me acuerdo como llego al hostal, pero ahí en mi camina amanezco, con un dolor de cabeza y un mareo muy malparido, Stefanie me dice " estas disfrutando tus cortas vacaciones" yo le sonrío, pero en mi retorcida cabeza pienso, "si no estuviera tu novio las estaría disfrutando más"..... uno es muy dañado, el Diablo es Dios.

Es lunes, mi último día y con un dolor de porra muy hijueputa, me compro una botella de agua, un sal de frutas y un Gatorade, me los tomo en la plaza central, el mismo lugar donde hablé con los alemanes, ahí estoy sólo y con una cara de güayavo, sin embargo tomo aliento y salgo para hacer Rafting, pienso que me voy a vomitar en el barquito. Al llegar al lugar donde nos recoje el bus para subirnos 10 km río arriba la maluquera me ha pasado un poco, al bus suben unos chicos que serán los compañeros de balsa, subimos los 10 km, el guía nos da las instrucciones y para arriba, al barquito.

El río Fonse tiene unas corrientes rápidas bastantes buenas, y bote se mueve con cierto sabor típico de las caderas tropicales, hay adrenalina en las tragadas de agua involuntarias, en algunos tramos uno puede salzarse a nadar al río, inclusive en una parte de corrientes rápidas el guía nos dice que si queremos podemos pasar esa parte a nado, claro, tenemos chalecos flotadores, "Sólo van a tragar un poco de agua" nos advierte. Yo soy el segundo en saltar de la balsa. Efectivamente se traga agua, eso parece una bukkake donde el río Fonse le salpica a uno la cara, y es divertido, jejeje, en algún punto uno ciente nervios, el corazón palpita rápidamente, pero hay que tranquilizarse, uno tiene un flotador.

Casi dos horas y después de una naufragada el recorrido termina, estuvo muy bueno el paseo en barquito, toca repetirlo. Ya la maluquera me ha pasado, almuerzo sopita de arroz y pollito pio pio, compro unas hormigas culonas y me voy al hostal, estoy mamado, cansado, los austricos tambien se van, cambian de hostal, se van para donde hay unos amigos, nos despedimos y me dicen que nos vemos en Bogotá, "listo" les digo, miro a Stefanis y pienso otra cosa, jajajajaja, el Diablo es Dios. 

A eso de las 21 horas salgo del hostal, me despido del huesped culión y no novia la gimona, a ella la miro con cierta culiosidad, jajajajja, el Diablo es Dios.

Camino hasta el terminal despidiendome de San Gil, me gusta viajar sólo, conocí mucha gente, hablé mucho en alemán, me gastaron una borrachera y recorrí lugares muy bonitos. Pienso tambien en mi próximo viaje, vamos a ver a donde será, recuerdo a la pareja follona del hostal y haciendo memoria, creo que en todos los hostales donde me que quedado a dormir viajando siempre escucho los gemidos propios o ajenos de parejas en pleno ajetreo, ahora que lo recuerdo a los padrinos mágicos alemanes les pregunté "ustedes tiene novia" y uno de ellos me respondió con un español marcado por el acento alemán, "Sí, pero no llevamos leña al monte", jajajajjaja. en definitiva, el Diablo es Dios.   



Candados del puente


 Vista desde el alto de la cruz



 Catedral de San Gil



Ardilla del parque Gallineral 



Parque Gallineral 


Parque Gallineral 


Catedral de Barichara 


Plaza de Barichara  


Calles de Barichara 



Hasta que la muerte los separe  



Catedral Barichara 


Patrimonio 


Atardecer 



Cementerio 



 Perrito




Rafting

lunes, 28 de marzo de 2016

Putumayo

Uno...
El corazón me palpitaba a gran velocidad mientras el Chamán llamaba a los que habíamos en la maloka para que recibiéramos la totuma y tomáramos el Yagé que nos brindaba en esa noche nublada entre la selva del Putumayo, "venga usted joven" me dijo cuando fue mi turno, en algún momento pensé en negarme pero ya no podía ni quería hacerlo, ya estaba allí, recibí con las dos manos la totuma, "¿todo?" pregunté nerviosamente, "sí, todo" fue la respuesta del chamán, y la amargura del liquido bajó por mi garganta...

El objetivo para esta semana santa era hacer cumbre en el nevado del Cocuy, pero gracias a unos imbéciles que decidieron jugar un "picadito" (partido de fútbol) en el nevado, lo cual provocó malestar en las comunidades campesinas y por decisión de ellos el Parque Nacional Cocuy fue cerrado, que idiotas, tenían todo el territorio nacional para jugar su estúpido juego de fútbol. En fin, todo ello llevo a un cambio de planes para mi salida, ¿a dónde ir?, Colombia es muy grande, pero por cosas como tiempos, distancias  y precios aveces este país se convierte en pequeño. Buscando y leyendo encontré sobre una cascada llamada "El fin del Mundo" ubicada en el Putumayo, muy al sur del país, a 12 horas de Bogotá  y 7 horas de Ecuador, parecía un buen destino, ya había escuchado hablar de ese departamento colombiano, la entrada al amazonas, así pues me puse a leer todo lo que encontraba de esas lejanas tierras y me tracé el objetivo de llegar al Fin del Mundo. 

Buscando donde dormir encontré varias ofertas donde los precios no eran malos, había una de 8000 pesos colombianos (2,5 usd) para dormir en zona de camping, no recuerdo la habitación compartida, pero no era caro. sin embargo antes de tomar esta opción busqué en Couchsurfing y ¡caramba! encontré a Camilo, ¿alguno lo recuerda? al chico que conocí en Macchu Picchu y con quien viajé hasta Bolivia, de él me despedí en Uyúni después de hacer el recorrido de tres días por el salar, y la verdad pensé que nunca más lo volvería a ver, eso pasa cuando se viaja, en esa oportunidad él continuaba su ruta hacia Potosí, yo regresaba a Perú, hacia Arequipa. 

"¿Qué más Camilo, se acuerda de mi? de Eduar, voy para el Putumato y lo ví en Couchsurfing, ¿le puedo llegar a su casa?" le escribí al Whatsapp, "claro,caiga" fue su respuesta". Llamé a las empresas de buses para conseguir un tiket el cual compré por un cómodo valor de 70 mil pesos colombianos, empresa: Cootransmayo. Aliste mi maleta y el miércoles 23 de marzo a las 20:30 salí del terminal del sur de Bogotá rumbo a la selva "...y mi alma se la dejo al diablo."

Dos..
Regresé aun nervioso a una pequeña hamaca donde había estado sentado durante el inicio de la ceremonia, en mi paladar todavía sentía el sabor amargo del Yagé, tomé un poco de agua y me recoste a esperar. Miguel, un español que era aprendiz del Chaman lo vi tomar también, pasó junto a mi lado "voy a estar aquí atrás tuyo, cual quier cosa me avisas" me dijo, él me cuidaría durante el resto de la noche. Me relaje, las ultimas personas por beber esperaban a que el Chaman hiciera el conjuro antes de beberlo, las palabras y el canto en una extraña lengua terminaron, la última persona bebió y la maloca quedó en silencio, yo cerré mis ojos...


Al despertarme ya había dejado atrás la fea salida sur de Bogotá, o mejor dicho, la fea Bogotá, había viajado casi 12 horas y aun no llegaba a Mocoa, la capital de Putumayo, por las ventanas del bus se veía montañas selváticas y algunas nubes muy bajas, aunque no llovía todo estaba húmedo. El viaje 
había trascurrido bien, en el bus nos habían dado cobijas lo cual me gusto mucho, pues se sabe que en Colombia los buses interdepartamentales siempre van con el aire acondicionado a muy baja temperatura, después de quizás 40 minutos llegamos a Mocoa, la terminal es muy pequeñita, llamé a Camilo y 15 minutos después él llegaba a recogerme, me alegró verlo. 

En una moto BW´s me llevó hasta la casa de sus padres, en las afueras de Mocoa me presento con su familia y de una me cambié de ropa, el clima de lugar por ese momento era fresco, había estado lloviendo y la temperatura era de unos 25 grados, Mocoa queda entre las montañas lo cual ayuda a que la temperatura no sea muy alta. Una vez cambiado salimos a recorrer un poco la ciudad, de verdad Mocoa es muy pequeña,  y en moto, se siente aun más. 

El primer lugar para recorrer es Paway, es una zona ecológica donde existe un mariposario y donde además se encargan de rehabilitar a los animales que tratan de sacar del Putumayo de forma ilegal, la policía los decomisa y llegan a este lugar, allí tambien hay una casa en un árbol, a quizás 20 metros de altura, allí uno se puede quedar, pero ese es plan de pareja, allá arriba sólo hay una habitación, y pues como no tengo pareja y a las chicas colombianas eso de irse a quedarse por allá en un palo en la altura como que no les gusta, pues ni modo. La entrada a esta zona ecológica vale 4 mil pesos, si no se tiene moto se puede llegar hasta la entrada del lugar tomando un jeep desde Mocoa, vale 3 lucas (la luca esta a 1000 pesos, ojo con el cambio). Después de que le explican a uno el proceso de metamorfosis de las mariposas, ver algunas guacamayas, y obviamente recorrer el mariposario, nos vamos rumbo al CEA, un lugar donde también se rehabilitan animales de la zona rescatados del tráfico ilegal de especies. 

Tres...
Esperaba que en algún momento me empezaran las arcadas para salir a vomitar, ese era uno de los efectos del Yagé, pero no pasaba nada, pensé que quizás no me hiciera efecto, también esperaba algunas de las alucinaciones de las que he escuchado, pero nada, abrí de nuevo los ojos y todo seguía normal, mucho silencio y los cuerpos de las demás personas ahí, algunos sentados con la cabeza baja, otros acostados sobre aislantes, yo esperaba, y nada, pasaron 10 minutos, 20 minutos, quizás 40, y nada, ya el sueño empezaba a dominarme, la última vez que vi el reloj eran las 20:00 horas, no sabía cuanto tiempo había pasado, solo sentía ese sueño que se siente después de un largo día de caminar, pensé que el Yagé no me haría ningún efecto en mi, sino fuera por esos ojos azules casi grises que me miraban...

No pudimos ver animales, el CEA estaba cerrado, así que regresamos hacia Mocoa, por el camino Camilo me indicó la ruta hacia el Fin del Mundo, al cruzar por allí se veía a gente salir con barro hasta en el copete, mañana sería mi turno. Al llegar a Mocoa dimos un recorrido por la ciudad, de verdad es muy pequeña y tranquila, después llegamos donde la abuela de Camilo y me presentó con algunos otros familiares, allí estuvimos algo como 20 minutos, después regresamos a la casa y dormí un buen rato, viajar en la noche no me gusta, pero bueno, aveces no hay otras posibilidades. Me desperté ya entrada la tarde, hablé con Edilma y Mauricio, los padres de Camilo, muy amables ambos, me cuentan que casi siempre son ellos quienes reciben a los couch que vienen de visita, Camilo por la general esta en Cali donde estudia medicina, pero que igual los visitantes como yo somos recibidos en Mocoa aun cuando Camilo sólo viene en época de vacaciones. 

Al siguiente día me preparado para salir al Fin del Mundo, Camilo no va, ya ha ido varias veces y no tiene ganas de ir, pero me lleva en la BW´s hasta el comienzo del camino, que chimba es andar en moto, pippipp. 

Al comienzo el camino es suave, se pasa por un puente colgante sobre el río Mocoa, se camina un poco más y se llega al registro, vale 4 mil la entrada y toman tus datos, de ahí para arriba el camino se torna más pesado, la humedad de la selva me hace sudar mucho y poco a poco el camino tambien lo hace, hay mucho barro, y hasta ahora es el inicio. Cuando le pregunté a Camilo sobre qué zapatos llevar me dijo "lleva los que más rápido se sequen, con tenis o botas igual te vas a mojar" y tenía razón. Yo me fue en tenis porque se secan mucho más rápido, aunque aveces pensaba que sería mejor haber llevado las botas. El camino sube entre barriales duros, trozos de madera y camino en piedra tallada por el agua, alrededor pura selva, y nada más. Después de quizás 40 minutos de camino se empieza a descender y se escucha el río, y la primera cascada. Sí, hay mucha gente en esta parte y también hay un lugar para saltar desde lo alto, miro un poco como se lanzan algunas personas al agua y continuo el recorrido, son tres cascadas y voy en la primera, el camino no cambia mucho, selva y barro y después de 15 minutos llego a la segunda cascada, igual hay mucha gente pero el lugar es bonito, tambien hay una especie de restaurante junto al río, mmmm, mejor sigo caminando hacia el Fin del Mundo. Todo el recorrido se hace junto al río, aveces hay que cruzarlo varias veces por lo que hay que estar constantemente quitándose los zapatos, se pasa por lugares bonitos, todo hecho por la naturaleza, puentes de piedra, pozos, arboles grandes y mucha selva, hasta que por fin se llega al Fin del Mundo. Lo mejor de esa cascada es arrastrase hasta la orilla, una caída de 70 metros sobre la selva, de fondo, lejos, se ve Mocoa, el resto sólo verde, a la derecha continúa un pequeño camino para bajar al lugar donde cae las aguas diáfanas de su salto inmortal. 

Cuatro...
Los ojos me miraban desde todos los lugares, estaban arriba, abajo, a la izquierda y derecha, hasta que llenaron todos mis ángulos de vista, unos ojos que finalmente formaron un rostro, un rostro que también me miraba, un rostro que conocía pero que ya hace varios años no veía, recordé entonces la alegría de años pasados, de cuando empezaba a hacer mis primeros viajes y mi primera salida del país, recordé todo esos sentimientos que esos ojos y ese rostro habían generado en mí y que sin embargo ya no estaban y que en algún momento del camino se habían perdido u olvidado, quizás esos ojos y ese rostro jamás los volviera a ver, pero que por ese momento en la selva me traía buenos recuerdos del pasado, fue triste cuando aquellos ojos y aquel rostro se fue desvaneciendo en el silencio y en la oscuridad del monte. 

El sonido de las cascada lo cubría todo, había cuatro personas, y todos mirábamos con asombro la caída de agua, era un buen lugar para hacer una pequeña pausa, comer lo que se había traído sacar las fotos que correspondían, después de esto el deseo de acercarse allí donde el agua se estrella no se puede contener, a unas chicas les pido el favor de que saquen unas fotos, me quito la camiseta e intento llegar a la base de la cascada, cada vez que me aproximo el viento con partículas de agua sopla con gran fuerza,  llego hasta donde la fuerza del viento me lo permite, la chica me toma las fotos. Regreso nadando por un pequeño pozo entre las rocas, allí la chica me espera y agradezco por las fotos, ellas se van y yo me quedo un rato más mirando la cascada, cerca de ella hay un sapo muerto. 

De regreso las nubes cubren el cielo y las grades gotas de la lluvia selvática cae entre arboles y lianas, sobre rocas y personas, sobre el camino barroso, en ese punto los tenis ya están empapados y las personas que tienen botas, ya no se las quitan para cruzar el río, a medida que se regresa el camino esta terrible, son muchos los que caen, felizmente yo no. Si van a venir creo que el consejo de ponerse los zapatos que más rápido se sequen es bueno, si tiene guantes de protección también tráiganlos, algunas ramas tienen espinas y si se caen, ayudarán a no rasparse. El mismo Jeep del CEA les sirve, valor: 3 lucas (ojo con el cambio).  

Para el día Sábado el objetivo es ir a otra cascada, Hornouaco, sin embargo el día amanece con mucha lluvia y así graves, nos quedamos hasta medio día en la casa de Camilo y después cuando ha bajado un poco la lluvia vamos hacia el CEA, después vamos a ir donde la abuela, nos ha invitado a almorzar.  ¡Mierda!, por segundo día llegamos tarde al CEA y no podemos entrar, pues ni modo, regresar a Mocoa y llegar temprano a la casa de la Abuela, también llegan los papás de Camilo, hay sancochito, rico. 

Después del almuerzo salimos a dar una vuelta con la BW´s y terminamos hablando del Yagé, Camilo conoce a un español que dejó todo para venir a la selva a aprender de los indígenas, lo llamamos, esa noche habrá una ceremonia, yo voy a ir, de ese momento en adelante estaré nervioso y los comentarios y rumores acerca de esa bebida de los indios me llegan a la cabeza. ¿Será que me moriré?,¿ me volveré loco? 

Cinco...
Vuelvo a abrir los ojos y todo sigue igual, los cuerpos de los otros y el silencio selvático, ¿qué me pasó? ¿aluciné algo relacionado con unos ojos?, no es muy claro, el sueño me domina, alguien entra a mi habitación y su presencia me causa alegría, su sonrisa me encanta, no sé por qué esta aquí, no debería ser así, ella está lejos y hace meses no la veo, sin embargo me gusta que esté ahí, con su sonrisa que enciende mi alma , es chevere volverla a ver después de ese largo viaje, después de pensar que nunca más en la vida la volvería a ver...

Camilo viaja ese Sábado de regreso a Cali, yo me quedaré esa noche en un resguardo indígena y estoy algo nervioso, me despido de Camilo nuevamente, espero volver a verlo, "si pasa por Bogotá me avisa" le digo, "listo, yo te aviso" me responde, se despide de sus papás y sube la bus que lo llevará a Cali ve. Yo regreso a casa juntos con la señora Edilma y Mauricio, a las 18:00 horas mi nerviosismo aumenta cuando Mauricio me dice que me lleva en la BW´s al resguardo, les dejo el teléfono de contacto de mi papá por si algo no sale bien, me despido de Edilma y me voy, caramba, estoy asustado. 

Al llegar al resguardo encuentro a Miguel metiendole leña al fogón donde esta una olla grande, ahí se prepara el Yagé.  Me cuenta sobre su vida en España, en la decisión de dejarlo todo y venir a Colombia, ya había venido en una oportunidad y se enamoró de este país y sobre todo, de sus secretos, de su magia. También me cuenta de sus viajes a otros países, Escocia y Pompeya me llaman la atención, los cuerpos de las personas muertas en la erupción de Vesubio me los imagino ahí momificados. También me cuenta del Yagé y lo que ha hecho por él, dejar las medicinas convencionales y sentirse mucho mejor, estar feliz.  Hablamos de nuestras vidas y del camino de ellas. A las 20:00 hoas la ceremonia inicia, "Siempre se hace de noche el ritual" me dice Miguel, "¿por qué?" le pregunto, " en la noche salen los espíritus" me responde. 

Seis...
Miguel me mueve y me dicen que mejor me acueste en la hamaca grande, me da una cobija y que cualquier cosa le avise, me acuesto, tengo mucho sueño y lo único que pienso es en encontrar esa dirección, aber ich weiss nicht warum niemand willt mir helfen, "entschuldigung, ich suche diese Adresse, können Sie mir helfen?" pregunto (pero no sé por que nadie me puede ayudar "disculpe busco esta dirección ¿me puede ayudar?"), "ich habe kein Zeit" (no tengo tiempo) me responden, otros ni siquiera me miran para responderme y siguen caminando como si yo no estuviera allí, sólo otro extranjero es quien me ayuda con esa maldita dirección, y es un árabe. Aveces me molesta estar en esta ciudad, en esta país. 

A las 8 am me despido del Miguel, me desea buena suerte en mi camino de la vida, le deseo lo mismo, espero que encuentre lo que busca, al llegar a la casa de los papás de Camilo me preguntan de como me fue, con alegría les digo que bien y que salgo de inmediato para Hornoyaco, con o sin lluvia llegaré allá, alisto una pequeña maleta y salgo hacia esa cascada. Llego a Mocoa y por 4 mil pesos desayuno, 2 mil de jeep y me deja al inicio del camino, me interno en la selva siguiendo el sendero, la humedad me hace sudar mucho  pero continuo, el camino se me hace duro, en subida y en algunas partes hay mucho barro, igual llevo tenis. En momentos me siento perdido, no hay gente y no hay letreros que indiquen que voy en la dirección correcta, quizás después de 40 minutos y cuando ya pensaba en regresar veo un letrero que indica la dirección y el nombre de Ornoyaco. (sin H), a partir de ese momento el camino se mete en la selva y la temperatura baja, gran parte del camino esta construido en escalones de madera, suben y suben, aveces hay barro y pequeñas quebradas, aveces pienso si aun estoy alucinando y que no estoy ahí, en todo el camino no me cruzo con nadie y siento cierto temor de la soledad en la selva, aquí no hay señal del celular, nadie pasa por aquí, si algo me sucede, si resbalo, si me tuerzo un tobillo la pasaré muy mal. Camino por hora y media por un camino algo duro, y por fin veo otra señal que me indica desviarme del sendero para llena a Ornoyaco, aquí el camino se pone mucho peor, hay que bajar con mucho cuidado, hay mucho barro y es muy empinado, nuevamente pienso que si me caigo me jodo de lo lindo. En alguna parte del camino hay que bajar con lazo, afortunadamente tengo guantes y bajo con mucho cuidado hasta que al fin veo entre el monte la cascada, y es hermosa.

Siete...
Al abrir los ojos veo la luna, el cielo esta despejado, no sé que horas es y suena algo de música indigena, Miguel me pregunta si quiero beber más Yagé, pero creo que no lo necesito, he tenido imagenes del pasado y otras de lo que creo que será el futuro, no lo sé, cuando sucedan si es que sucede, entonces sabré que sí vi en futuro, me acomodo nuevamente en la hacama y me paso la cobija por sobre la cabeza, escucho que afuera de la maloca alguien vomita, no le presto mucha atención, me parece más interesante esos rayos y remolinos de colores...

Me gustaría meterme al agua, esa cascada es muy muy muy bonita, el agua fresca y el sonido arrullador, sin embargo estar ahí completamente solo me da cierto nerviosismo, como algo de lo que tengo en la maleta y sigo admirado por la cascada, me gustaría meterme, pero sé que si resbalo y caigo en las piedras me jodo, ¿quien sabrá que estoy ahí? solo los papás de Camilo y ellos esta a varios kilómetros de ahí. Después de 15 minutos de estar extasiado decido que es tiempo de regresar, el camino es largo y estoy solo. 

Al llegar de nuevo a la carretera tomo un Jeep hacia el CEA y por tercera vez no alcanzo a llegar a  tiempo, no puedo entrar, ya están cerrando el parque, yo estoy cansado y embarrado, tomo otro jeep hacia Mocoa, el domingo llega a su fin y yo debo tomar un bus para Bogotá que saldrá a las 20:00 horas, debo llegar a hacer maleta.

Ocho...
Los colores son interesantes, nunca los había visto, uno pierde la noción del tiempo, creo que esos rayos de colores son algo como un agujero negro, no son un fin sino una puerta hacia otros universos, hacia otras estrellas de otros lugares del espacio, he viajado por ellos recordando imágenes del pasado y sintiendo alegrías que espero sean de un futuro próximo. Abro los ojos y hay luz del día, el tiempo ha pasado muy rápido, son las 7 am.

Mauricio me lleva a la terminal de Mocoa, le agradezco de la misma manera que le agradecí a Edilma, ambos son personas muy amables, me dice que cuando quiera volver al Putumayo seré bienvenido, me despido de él y subo al bus que me traerá a Bogotá, son las 20:00 horas.

Nueve...
El bus inicia el viaje de regreso, esta vez no hay cobijas, me coloco la hata en la cabeza y cierro los ojos, el tiempo no es lineal como lo hemos aprendido, como nos lo han enseñado. 







Catedral de Mocoa 



Cascada Fin del Mundo 



Mocoa 



Ouuu las guacamayas 



Humedad Fin del Mundo




En el camino 




 Hacia el mariposario



 Crecido el río



 Casa en el árbol




Mariposario 


 Mariposario


 Mariposario


 Barro hacia el Fin del Mundo


 Gente y más gente 



Agua


 Selva


 Fin del Mundo


 Entre la selva


 Puente colgante 


 Ornoyaco


 Cascada Ornoyaco


Cascada Ornoyaco

lunes, 11 de enero de 2016

Valle del Cocora - Colombia

“ Colombia parece la tierra de los Hobbits, es bonito para donde uno mire” decía un extranjero, y bueno, tendrá sus motivos para decirlo, ya que resulta que son ellos, los de afuera, los que conocen más y mejor esta tierra de mil colores.

Después de regresar de mi viaje por Sur América, y de empezar con un nuevo trabajo, las ganas de salir de viaje me ganan (por fortuna), así que busco un lugar de esos donde van más los extranjeros que los colombianos, y lo encuentro, una semana de recopilación de datos, unas horas de alistar la mochila y nos fuimos, esta vez incluyo una carpa (prestada), la estera (aislante) y el sleeping, ¡mierda! La maleta queda repesada, no importa, para eso hago ejercicio, jojojo.


Desde la terminal del sur tomo el bus hacia Armenia, valor: 50 mil pesos colombianos, como 17 dólares y siete horas de viaje, bus: expreso Magdalena, clima: soleado, en compañía de: !ni mierda¡ yo viajo solo.


Durante el recorrido hablo con algunas personas, se sorprenden de que viaje solo, ¿por qué?, ni idea, creo que es por eso de lo que ya había escrito; somos un pueblo de manada, de tribu, que se caga del susto si toca ir solo a la tienda por la libra de arroz, en fin, no tengo importancia colectiva, me considero un individuo.


Al llegar a Armenia y al salir del bus,  el calor de la tarde me da la bienvenida, ¡virgen santa!, que hambre que tengo, almuerzo en la terminal de la ciudad, valor 8.500 pesos y de ahí busco el bus para Salento, valor 4.600 pesos y se llena al momento de extranjeros, argentinos, suizos y algún otro mechirubio que no reconozco, hablo con los argentinos, y sorpresa, les encanta Colombia.


Para los días en los que viajo es temporada alta, mucho turistero colombiano y viajero extranjero, hay una fila muy arrecha mano para entrar al pueblo, el recorrido debería durar 40 minutos, pero duró más de una hora. Me alojo en el hostal Casa sol y luna, Inma, una amiga viajera  española conocida en Ecuador me aconsejó el lugar, 10 lucas el lugar de acampada, hay baño, cocina y sala. Llego, armo la carpa y hablo con un grupo de caleños que llegaron ese mismo día pero más temprano, también acampan, y es la primera vez que lo hacen, no tiene aislantes ni sleeping, pobres, van a chupar mucho frío. Hablo con ellos hasta eso de las 12 pm, después para mi carpa, al sleeping y a dormir. Pobres caleños, la noche esta bastante fresquita.


Hace mucho no dormía en una carpa, y esa noche se durmió bien, me levanto y me preparo unos huevos batidos, con cebollita y tomate, cafecito y pancito, que rico. A Mafe, la chica que atiende el hostal le precunto sobre lugares para conocer en los alrededores de Salento, me hablan del tour del café y me recomiendan la finca de Don Elias, distancia: 3 km, camelbak a la espalda e inicio la caminata, me cruzo con varios extranjeros, toman fotos a todo lo que se les atraviese, están dichosos. Después de hora y media de caminata suave llego a la finca, el tour lo dan en inglés y español, vale 6.000 pesitos y dura como 40 minutos, yo soy el único colombiano, a parte del guía, creo que  mis compatriotas prefieren el plan de embrutecersen a punta de alcohol y vallenato, con razón las multinacionales extranjeras se llevan todo, agua fermentada a cambio de recursos infinitos, somos unos genios.


Durante el recorrido conozco a unos alemanes que viven en México, incluso su español tiene ese acento chapulinesco que resulta algo gracioso en personas rubias y de ojos claros. Al terminar el tour donde han explicado todo el proceso del café, desde su siembra hasta el molido, camino junto a los alemanes hacia Boquia, un pueblo a un par de kilómetros, el recorrido es bonito, mucho verde en diferentes tonos, buen clima y poca gente. Me gusta.


Los alemanes me cuenta su intención de regresar a Alemania, la situacion en México es difícil, violencia, secuestros, malos salarios y corrupción los hace pensar en su país natal, lo cuentan con cierta nostalgia de irsen, los entiendo, yo viví también en Alemania.


Después de caminar cerca de 4 horas me despido de los germanos y llego al hostal, el lugar tiene dos zonas, una para acampar y la otra de habitaciones, estas últimas están todas llenas, el valor es de 25 mil con desayuno, y claro, sólo se ve extranjeros, entre los cuales hay dos chicas, Catherine de USA y Aurelia de Alemania, que cosita con tanto alemán. Después de hablar con ellas y otras personas del hostal saldremos a tomar algo y a caminar por el pueblo, así pues regreso a la zona de camping, me baño, cambio, como algo, y listo, preparado para la Salento nocturna.


El pueblo de noche es muy bonito, el clima es fresco y debido a las fiestas del pueblo, hay muchas personas por sus calles y plaza principal, nosotros vamos primero a jugar tejo, las chicas hacen algunas mechas (yo ninguna) y de ahí vamos a plaza, tomamos unas cervezas y hablamos de la vida, Aurelia quiere iniciar sus estudios en veterinaria, “los animales son mejores que las personas” le digo, ella opina lo mismo. A eso de las 10 pm nos vamos para el hostal , ellas para su habitación y yo para mi carpa, mañana inicia el recorrido hacia la montaña.


Creo que lo más molesto de acampar es recoger la carpa, el sleeping y hacer la maleta, la cual esta bastante pesada, creo que llevo unos 14 kilos con las provisiones para tres días, me despido del hostal y llego al lugar donde los Willi’s salen para el valle del cocora, allí me encuentro con Catherine y Aurelia, tendré linda compañía durante el recorrido, maletas en la parte superior del jeep y nosotros atrás colgados del carro. ¡Nos fuimos ommeeeee!


El recorrido es increíble, montañas de diferentes tonos de verde a cada lado de la carretera, el cielo azul y una nube ocasional, muchos árboles y pastizales, vacas y caballos, toda una comarca.


Al cabo de 40 minutos llegamos a la entrada del Valle del Cocora, se ven algunas palmeras pero nosotros nos desviamos hacia el camino de las trucheras, y de allí iniciamos el recorrido de 6 km hacia Acaime, la casa de los colibrís. El camino es bueno, primero pasamos por pastizales y después entramos al bosque, hace algo de calor y mi maleta es pesada, soy el único que se va a quedar en la montaña, el resto regresa en la tarde.


Mientras más entramos en el bosque el camino se vuelve más bonito, hay un pequeño río que lo surcan varios puentes colgantes, el camino no es pesado, bueno, si no tienen una maleta de varios kilos. Después de caminar casi dos horas llegamos a Acaime, una reserva natural, allí están las dos señoras que cuidan de la  reserva, para ingresar se paga 5.000 pesos y le dan gratis una bebida caliente o fría, como yo iba a acampar pague 15.000 y pedí un chocolate con queso, muy rico ala.


En la casa hay muchas plantas de flores, y unos recipientes entre los árboles llenos de una mezcla de agua y azúcar morena, esto hace que muchos, muchos colibrís llegue a allí, se alimentan junta a las personas que los observamos, no se molestan por la presencia de personas. Tomamos algunas fotos y yo voy a la zona de campar, es dentro de una casa y con piso de madera, muy bueno.


Después de un rato descansando y Catherine y Aurelia se disponen a continuar su camino, van hacia la finca la Montaña, para seguir el camino de regreso al Valle del Cocora, yo las. acompaño hasta la finca, que efectivamente queda sobre una montaña, lo cual hace que el camino se muy empinado, desde pues de casi 40 minutos de camino llegamos, la vista es bonita, mucho verde y muchas montañas, Aurelia me pregunta sobre mi tatuaje, le explico, todo en alemán, me gusta cuando puedo hablar alemán. Gracias Aurelia por las conversaciones en tu idioma. Después de unos minutos nos despedimos, yo regreso a Acaime y ellas a Salento, eso me gusta de viajar solo, se conoce a mucha gente interesante.


De regreso a Acaime me preparo pastas, tengo mucha hambre y cocinar en leña da buen sabor, pero es molesto iniciar y mantener el fuego. Después de esto me voy a ver más colibrís, son muchos, varias especias y todos hermosos. Ya casi en la noche no hay más visitantes, en Acaime quedamos 5 personas como visitantes, una pareja de Francia y otra de Bogotá, y claro, no pierdo ocasión para hablar con ellos. Los Rolos se quedan sólo esa noche, son muy amables, no recuerdo sus nombres pero entre ellos se dicen pajarita y pajarito, jejjejeje, que ternura, los franceses son Jean y Cami, ellos se quedan dos noches y al día siguiente quieren subir al páramo, eso son casi 8 horas de caminata para ir y regresar. Ellos serán mis acompañantes en el camino del día siguiente. Comemos sopita y de bandeja frijolitos, rico, hablamos de Francia, Colombia, las diferencias allá y acá, las comidas y todas esas cosas que uno habla con extranjeros, quizás son los mismos temas pero cada persona es un mundo diferente, creo que eso también es ser cosmopolita. A eso de las 21 horas acompañó a los pajaritos a su nido, la casa de huéspedes me parece a una mezcla entre Valhala y barracones militares, es un salón grande de madera con muchas camas, en Acaime no hay luz eléctrica, sólo velas y linternas y mucha oscuridad,
Estar en las montañas es encantador, yo también me voy a mi carpa a dormir.


A las 8 am y después de un buen desayuno me despido de los pajaritos e iniciamos la marcha con los francese, el camino va entre bosques de niebla, es empinado y la subida  difícil, pero sin embargo, el vale mucho la pena caminar por esos lugares, ese mismo camino es la ruta del Parque Nacional de los Nevados (PNN) inicia en Cocora y termina en Ibagué, 5 días de infantería por bosques y páramos, pero claro, será para una próxima vez, yo sólo iré hasta el inicio del páramo, a la segunda parada de un total de 6 en la ruta de los nevados.


Después de caminar hora y media a través del bosque llegamos a Estrella de agua, la primera para de la ruta, es una pequeña finca donde se puede acampar por 5.000 pesos, de allí a la siguiente parada son aproximadamente 3 horas de camino a buen paso (rápido), el próxima lugar de acampada será la finca la Primavera, en el departamento del Tolima y hacia allí nos dirigimos.


Esta segunda parte de la ruta es bastante fuerte, el camino es muy empinado y fangoso, casi no hacemos pausas para ganar tiempo, a medida que subimos el clima es cada vez más frío, nos cruzamos con algunos montanistas e intercambiamos información del camino, nos espera mucho barro.


Después de una caminata de casi dos horas llegamos al páramo, de un momento a otro desaparece el bosque y da paso a los frailejones, descansamos un poco, comemos una parte de las provisiones y continuamos, ya son casi las 12 del medio día y tenemos que regresar ese mismo día a Acaime, nos cruzamos con dos montañistas que vienen de Ibagué, nos dicen que aún nos queda hora y media para llegar a La primavera, no tenemos linternas para el regreso así que junto con los franceses decidimos caminar media hora más y regresar, no queremos que la noche nos llegue a mitad del bosque de niebla, y sin linternas.


Media hora después hacemos una pausa, aún estamos en el páramo y tenemos que regresar, ya son las 12:30 y para el regreso demoraremos 4 horas, comemos parte de las raciones y empezamos el camino de regreso. Las bajadas en teoría son más rápidas que las subidas, el problema es que el cansancio ya se siente, bajamos suave hasta llegar de nuevo a Estrella de Agua, descansamos un poco y seguimos hacia Acaime, son todavía 3 km y ya los pies duelen. En todo el camino encontramos montañistas subiendo, van unos grupos pequeños y otros grandes, siempre despacio con sus morrales a la espalda, la idea me gusta para una próxima venida.


Después de casi dos horas de caminata llegamos a Acaime, son casi las 16 horas y en el bosque oscurece más temprano, llegamos a descansar, los pajaritos ha se han ido. Los franceses y yo cenamos y a eso de las 20 horas, nos vamos a dormir, al siguiente día caminaremos de regreso por el valle de las palmeras del cocora.


Llegar a la finca la Montaña con todo el equipo a la espalda fue duro, en ese mismo lugar me despedí de Catherine y Aurelia, ahora estaba con los franceses descansando. Ese día salimos de Acaime a las 8 am, nos despedimos de las señoras de la reserva y empezamos el camino de regreso. La parte del camino después de La Montaña es bastante suave y la vista fantástica, el día es azul y hace contraste con el verde del bosque y los prados, a medida que bajamos se empieza a ver el bosque de palmas de cera, tantas palmas a esta altitud, es hermoso. Tomamos fotos y admiramos el paisaje, incluso yo abrazo una palma, son gigantes. Es una lástima que estén condenadas a desaparecer, ¿la razón?, vean la peli Colombia magia salvaje.


Algo que me sorprende llegando al inicio del valle del cocora es ver a varias personas en sus camionetas por los caminos tomando fotos, mierda, bajen sus culos grasosos de sus Audis, caminen un poco, dejen su súper carro a la entrada del valle, no sean tan imbéciles, aunque bueno, ¿qué más se espera de un colombiano con plata?


Nosotros tomamos el jeep de regreso, el valle del cocora queda atrás, aquí volveré para hacer el trekking hasta Ibagué, la dificultad será encontrar a la gente con las ganas y el estado físico para hacerlo. Llegamos a Salento y me despido de los franceses, al llegar de nuevo al hostal me reciben como un héroe, parece que no mucha gente acampa en la montaña y sube al páramo, bueno, a mi me gusta caminar. También me encuentro a Aurelia, linda ella, hablamos bastante tiempo pero ella ese día ya regresa a Cali, quedamos de vernos cuando ella viaje a Bogotá.


El resto de la tarde me la paso descansando, veo la peli de Stephen Hawkings y nada más, en la noche salgo un poco con un austríaco que le llaman Moe, también está Tata, una de las chicas que trabaja en el hostal, vamos hacia la plaza principal y allí me encuentro con los pajaritos de Acaime, que casualidad, sin embargo yo me voy temprano, estoy algo cansado de las caminatas de la montaña, mañana iré a Armenia y al siguiente día regresaré a Bogotá.


En Armenia visito el Museo de Oro Quinbaya, la arquitectura del museo es similar a la biblioteca Virgilio Barco de Bogotá, el policía que está a la entrada me explica que es del mismo arquitecto. Después de esta visita voy a comer algo, tengo mucha hambre, cerca del centro comercial Quindío encuentro un restaurante, pido una bandeja paisa con sopa, la señora que me atiende se sorprende “la bandeja es bien grande “ me dice, “traigame la sopita” le respondo….y me como todo, al final me dan un cafecito, precio de la bandeja con cafecito: 10 mil pesos.


De regreso en Salento hablo con otros viajeros, hay franceses, argentinos, canadienses y una gringa. Esa noche es mi última noche en Salento, salgo de nuevo con Moe, la última cerveza y a dormir.


A la mañana siguiente recojo toda mi maleta, me despido de todos los que encuentro y en la terminal de Salento me encuentro a los pajaritos, con ellos voy hasta Pereira, allí tomo el bus de regreso a Bogotá, me despido de los pajaritos y de la ciudad, en 8 horas estaré de nuevo en Bogotá, Salento me fascinó y la idea de caminar los 5 días por el PNN hasta Ibagué me llamó la atención, espero realizar ese trekking, también espero nunca tener un Audi y estar tomado fotos desde su interior, que estupidez, hay que utilizar las piernas mientras aún se tengan.
                             Valle del Cocora


                         Palma de cera


                Plaza principal de Salento


                      Estrella de agua


                                          Yo



                                Museo de Oro


miércoles, 18 de noviembre de 2015

Epílogo

Mientras me dirigía en bus para el aeropuerto pensaba y recordaba los lugares y las personas que había conocido, el tiempo transcurrido y las últimas horas que me quedaban de viaje, todo había sido increíble, el sur de mi país Colombia, después dejarse sorprender por el bello Ecuador, atravesarlo y llegar a Perú y a su espectacular historia, desayunar bananos, pan y agua frente a Machu Picchu, conocer el lago Titicaca y después en Bolivia bañarse en sus heladas aguas para después llegar a su helado desierto de sal de Uyuni, recordaba también a cada persona que conocí y que me ayudaban sin esperar nada a cambio, tambien pensaba en los otros viajeros que la ruta me presentó y que quizás tristemente jamás los vuelva a ver, sin embargo guardo la esperanza, recordar esos lugares donde nos cruzamos y donde nos hicimos compania, los lugares donde nos despedimos y la vida que pasó después de ese "adiós".

Al llegar a la zona internacional del aeropuerto muchas personas de seguridad me preguntan si tengo tiket, "claro" les respondo, creo que no están acostumbrados a ver llegando caminando a un viajero a la zona internacional. Hago la fila para dejar la maleta y me toca dejar el briquet que había comprado en Cusco, reglas de seguridad de las aerolíneas. Después de esto voy a los controles de migración y me estanpan el sello de salida Perú, me causa cierto sentido de orgullo ver mi pasaporte lleno de sellos, ahí están los recorridos por el mundo, Francia, Alemania, Egipto, (ni para Suiza ni para España me dieron sello) y ahora se suman Ecuador, Perú y Bolivia, amo mi viejo pasaporte, creo que esa es mi mayor riqueza material.

Curiosamente el día de mi vuelo a Bogotá había un juego de fútbol entre las selecciones de Perú y Colombia, debido a esto en el Gate de abordaje había muchos  pasajeros que tenían la camiseta de la selección Colombia, claro, yo no la tenía, no me gusta el futbol, busqué una silla vacía y mientras mi cell cargaba, los pensamiento del viaje volvían, ahí estaban los nombre de Cali, Popayán, Pasto, Ipiales, Otavalo, Quito, Montañita, Cuenca, Máncora, Chiclayo, Trujillo, Huanchaco, Lima Cusco, Puno, Copacabana, La isla del Sol, La Paz, Ururo, Uyuni, Arequipa, Ica y el oasis de la Huacachina, además de esto estaban los innumerables nombres de otros viajeros que, lo repito, espero algún día volverlos a ver.

El abordaje inició y con cada paso que daba la melancolía del regreso me inundaba, no lloré porque en mi mente sé que este no sería el único viaje que haga como mochilero, entre a la rampa que conduce al avión y antes de abordar, le dí la palmadita al Airbus que siempre doy antes de emprender un vuelo, tomé mi puesto, me aseguré el cinturón y todo bajo control, mis vecinos de sillas era un peruano y un japones, éste último le estaba dando la vuelta al mundo, me alegro por él.

A las 21:15 horas el avión despega, coje altura y hablo un poco con mis vecinos de puesto, el peruano no tarda en dormir pero el japonés me cuenta que después de Colombia viajará a E.E.U.U y de allí a Europa, su español es bueno, me gusta lo que me cuenta, me hace volver a pensar e ilusionar en un nuevo viaje, increible, la ruta hasta el final sigue siendo buena conmigo.

La conversación termina y el japonés intenta dormir, los pensamientos vuelven a mi cabeza, es increible como pasa el tiempo, podría jurar que hace unas horas tomaba un bus rumbo a Cali, ahora tomo un un avión rumbo a Bogotá, ciertamente me alegra volver a dormir en mi cama, en mi casa, volver a ver a mis familiares incluido mi perro Cláudio y a mis amigos.

¿Qué aprendí de este viaje?, una de las ideas del viaje era encontrar ese camino hacia uno mismo, y sin embargo me dí cuenta que ese sendero, ese bosquejo de camino no está en la ruta sino en la vida, en la vida-ruta, es llegar al final del camino y tener cicatrices e historias, pasar muchas penas y muchas alegrías, sentir la sensación de hambre y la de llenura, son las posibilidades de decir a unas personas "adiós" y a otras "hola", es llegar al final del camino de la vida y decirse "ufff que viaje" y alistarse inmediatamente para otro viaje eterno, es ser feliz en el camino del día a día. Pero, son tantas las  cosas que se aprenden en un viaje en solitario que solo quienes lo han hecho me entenderán como quiero que me entiendan.

Cuatro horas de vuelo y aterrizo en ElDorado , ahí me despido del peruano y del japones, yo busco una taxi y negociando la carrera me cobran 20 mil pesos, es una señora la que me lleva, son la 1:20 am, Bogotá ya hace unas horas duerme.





El video del viaje. (sino les reproduce hacer click en el siguiente link)